Hablar de cine es entrar a una carretera interminable llena de paisajes y de túneles tenebrosos. Es caminar por ese asfalto imaginario en donde las emociones serán la brisa que nos golpeará en el rostro.
La risa, el llanto, la nostalgia, el miedo, el suspenso, la melancolía y hasta la desesperación estarán siempre con nosotros. Y las tendremos a flor de piel. Es algo inevitable cuando se habla de cine.
Ver una película es admirar la belleza de las actrices y observar la personalidad de los galanes, imanes de público y necesarios en toda cartelera.
Pero también, es descubrir los mensajes ocultos que ofrece el escritor del guión, ese que siguen todos los actores para proyectar lo deseado y mover las fibras del espectador.
La risa, el llanto, la nostalgia, el miedo, el suspenso, la melancolía y hasta la desesperación estarán siempre con nosotros. Y las tendremos a flor de piel. Es algo inevitable cuando se habla de cine.
Ver una película es admirar la belleza de las actrices y observar la personalidad de los galanes, imanes de público y necesarios en toda cartelera.
Pero también, es descubrir los mensajes ocultos que ofrece el escritor del guión, ese que siguen todos los actores para proyectar lo deseado y mover las fibras del espectador.
Hoy las producciones cinematográficas representan inversiones millonarias. Los efectos especiales, la fotografía, actores y actrices de gran prestigio son la fiel realidad de que para tener éxito se necesita de mucho dinero.
Por ello, cuando se encuentra una película que no posee nada de ello, cuando no existen castillos para aprendices de magos, cuando no existen enormes barcos que se hunden, cuando no hay ningún señor con anillos y tampoco existen caballeros con espadas laser peleando en naves que transitan en las galaxias, cuando no hay nada de ello, resulta impensable el suponer que una cinta alcanzará la cima del éxito.
Pero la vida está llena de sorpresas. Y en la del cine no caben las excepciones.
Su nombre es pequeño pero el mensaje que contiene es inmenso. Hablar de EL ARTISTA, es hablar de una película del cine mudo que rompe esquemas, que con una patada quiebra los troncos de madera que sostenían viejos modelos de hacer cine, que hace pedazos paradigmas que la propia industria había establecido como necesarios para dar un reconocimiento al trabajo y premiarlo con un lingote de oro en forma de estatuilla humana.
Nadie que haya visto la película podrá negar que EL ARTISTA es una muda confesión de amor que el Director hace hacia la época de los años 20’s. Es un tributo en silencio a los grandes iniciadores de la cinematografía, en donde no se necesitaban de efectos especiales para hacer de ella, una gran producción.
Sin mayores colores que el blanco y negro –tal y como es en la vida con el éxito y el fracaso- se proyecta la muda historia de ese artista que lo tiene todo, que posee lo que todo mundo busca: fama y fortuna. Esa es la vida del personaje central. Un artista en la plenitud de su vida profesional.
Un artista pasándose de un proyecto a otro sin freno alguno. Rodeado de galanes seductores y las mismas heroínas de pipa y guante; pero él al frente de todos. Brillando e irradiando con su fuerza a todos, incluido su propio director de escena. Un Artista que tiene la sonrisa que solo la dibujan en su rostro aquellos que no tienen problemas.
Admirador del cine mudo, el Artista me hizo recordar la memorable escena denominada LA JAULA DEL LEON, de Charles Chaplin, esa que tantas veces veía siendo un adolescente. O la película THE KID, misma en la que Chaplin era un vendedor que, apoyado por un travieso niño, quebraban vidrios para después él ofrecer vidrios nuevos.
Y con esto confirmo que el cine mudo no solo a mi me generó admiración, porque THE KID fue inspiración para que Arturo Espino, actor mexicano mejor conocido como CLAVILLAZO, protagonizara al lado del niño PULGARCITO la película EL GLOBERO, emulando la mancuerna que Chaplin hiciera en el pasado vendiendo vidrios con el niño de la resortera.
EL ARTISTA viene a poner al descubierto que los clásicos perduran y nos hace ver cuanta falta nos hacen. Película que fue merecedora de 5 estatuillas por la academia, pero que hoy tiene miles de estrellitas en la frente, esas que fueron colocadas por todos los espectadores que hemos tenido oportunidad de verla.
Pero hay algo que tengo que resaltar. Y lo hago como una obligación moral. EL ARTISTA me cimbró. Sí, me retumbo en la mente cual gong chino.
Me hizo reflexionar sobre la capacidad de adaptación que debemos de tener los seres humanos a los cambios que se nos presentan en la vida. En la necesidad que debemos de tener para adaptarnos a ellos y no sentarnos en esa banca que está debajo del árbol llamado CONFORMISMO.
Sin duda EL ARTISTA es el mudo mensaje para aquellos que no se encuentran listos para cambiar, que no están preparados para reinventarse, para probar nuevas formulas, para entrar a lo desconocido y sumergirse en el manantial hasta encontrar una luz, hasta ubicar una nueva salida. A reflexionar. A esto le apuesta la película.
George Valentín, es el personaje principal por el que suspiran y se derriten todas las damas. Todas ellas bellas y recatadas. Y la casualidad hizo de las suyas: la fascinante Peppy consigue acercársele. La fotografía en “Variety” –la publicación de moda en ese entonces- le abre las puertas a la fama. Pronto podrá estar actuando con su ídolo.
Sin embargo, los cambios no se hacen esperar en la trama, tal y como sucede en nuestras vidas. El sonido está por llegar y Valentín se resiste a hablar en las películas alegando no requerir de ello para tener la fama que en ese entonces él goza.
Decide renunciar a la productora de cine y abrirse camino por si solo para seguir en el cine mudo.
Y las rabietas hasta en el cine tienen un costo. Peppy, que ya ha escalado posiciones, toma el camino contrario. Decide sumarse al proyecto y abandonar el cine mudo. Para ella todo es éxito. Pero para Valentín, la decadencia, el olvido y el drama. Poco tiempo se requirió para que nadie se acordara de él.
Y las rabietas hasta en el cine tienen un costo. Peppy, que ya ha escalado posiciones, toma el camino contrario. Decide sumarse al proyecto y abandonar el cine mudo. Para ella todo es éxito. Pero para Valentín, la decadencia, el olvido y el drama. Poco tiempo se requirió para que nadie se acordara de él.
EL ARTISTA es una película en donde todos los personajes describen la realidad de los seres humanos. Negocios por encima de amistades. Resistencia a aceptar los cambios. Lealtades juradas por la mañana y traiciones pecaminosas por la noche. Choferes leales sin sueldo. Necedad para no reconocer la valía de los nuevos actores. La cerrazón para permitir el paso a las nuevas generaciones. Matrimonios vacíos en el éxito. Desesperación en la miseria pero el olvido de las raíces cuando alcanza la fama.
Una película que nos dice tanto, que hasta el perro que acompaña a Valentín hace quizá la mejor de sus actuaciones, ya que no necesitamos escuchar su ladrido para convertirlo en el mejor de los personajes y comprender la importancia de un amigo.
Por todo ello, sumado a la gran musicalización y dirección, El ARTISTA es una película que, en
silencio, nos susurró al oído para invitarnos a reflexionar. En resumen, es una película muda…que habla.
silencio, nos susurró al oído para invitarnos a reflexionar. En resumen, es una película muda…que habla.
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